Escrito por: Deathbater
22 septiembre, 2015
Nota: las "crónicas doteras" son una sección de mi blog donde escribo sobre las historias de los héroes, su pasado, sus motivaciones, etc.
Las mismas están basadas en la biografía oficial del héroe en cuestión.
La Plaga
-Génesis-
La guerra el control de las tierras que rodeaban al río Nevius se habían extendido durante casi cien años, pero ambos ejércitos sabían que la batalla final estaba muy cerca.
Es bien sabido que Asdrel es un reino próspero y extenso. Sus tierras fértiles son casi tan famosas como la voluntad de acero de su ejército.
Por otro lado, el imperio de Ventur aunque no es tan extenso, tiene los mismos recursos y un éjercito igualmente preparado.
Por otro lado, el imperio de Ventur aunque no es tan extenso, tiene los mismos recursos y un éjercito igualmente preparado.
-¿Le preocupa que el Rey esté siendo mal aconsejado, General Warblood?-
La pregunta de uno de los soldados despertó al gran guerrero de sus pensamientos. - Si. Creo que su insistencia en luchar sobre un lugar específico fue idea de su informante extranjero. Tengo un mal presentimiento sobre eso, pero no hay nada que podamos hacer. Vuelvan a sus puestos y prepárense para marchar mañana a primera hora.-
La pregunta de uno de los soldados despertó al gran guerrero de sus pensamientos. - Si. Creo que su insistencia en luchar sobre un lugar específico fue idea de su informante extranjero. Tengo un mal presentimiento sobre eso, pero no hay nada que podamos hacer. Vuelvan a sus puestos y prepárense para marchar mañana a primera hora.-
Todos los soldados respondieron enérgicamente al mismo tiempo y cumplieron con la orden.
Antes de marchar contra el Imperio, Robert Warblood se dispuso a visitar a un viejo amigo que lo esperaba en la misma esquina de siempre.
-¿Crees poder terminar la guerra mañana, Rob?- Me preguntó.
-Por el bien de ambos imperios sí, viejo amigo. Sé que no planeas quedarte mucho en la ciudad, pero si algo me pasa cuida de mi hija. Tengo un mal presentimiento sobre quien aconseja al Rey.-
-Por el bien de ambos imperios sí, viejo amigo. Sé que no planeas quedarte mucho en la ciudad, pero si algo me pasa cuida de mi hija. Tengo un mal presentimiento sobre quien aconseja al Rey.-
- No he conocido a nadie que pueda mantenerse contra tu espada, Rob. Pero investigaré el asunto si crees que merece la pena.- Me dijo.
- Gracias, Carl.-
- ¿No piensas olvidarte de ese apodo, no?- Su tono parecía una mezcla de enojo y diversión.
- ¿No piensas olvidarte de ese apodo, no?- Su tono parecía una mezcla de enojo y diversión.
- Ni siquiera muerto. Ahora debo irme a preparar las tropas, pero estoy seguro que nos volveremos a ver pronto.-
Y dicho esto, el General estrechó la mano del Arsenal Magus y se retiró a pasar las últimas horas del día con su familia.
Las primeras luces del amanecer bañaban el valle que muy pronto se teñiría de sangre. Un paisaje hermoso y lúgubre a la vez, pensó el general.
-Todas las tropas están listas para marchar, señor.- Informó uno de los tenientes.
Al otro lado del valle, podían verse los estandartes rojos del imperio de Ventur, ondeando en el horizonte. Sus colores se extendían hasta donde llegaba la vista, y el General pensó sobre el fatídico destino que tendrían sus hombres si él fallaba.
Al otro lado del valle, podían verse los estandartes rojos del imperio de Ventur, ondeando en el horizonte. Sus colores se extendían hasta donde llegaba la vista, y el General pensó sobre el fatídico destino que tendrían sus hombres si él fallaba.
Pero no hubo mucho tiempo para entretenerse en sus pensamientos. El sonido del cuerno de guerra retumbó a lo lejos y el enemigo comenzó a avanzar como una marea carmesí.
Robert profirió un grito y todos sus soldados marcharon con él a terminar la guerra de una vez por todas.
Cuando faltaban pocos metros para que ambas fuerzas colisionasen, un sonido ensordecedor detuvo a ambos ejércitos.
Robert profirió un grito y todos sus soldados marcharon con él a terminar la guerra de una vez por todas.
Cuando faltaban pocos metros para que ambas fuerzas colisionasen, un sonido ensordecedor detuvo a ambos ejércitos.
De pronto, la tierra bajo sus pies comenzó a vibrar con mucha fuerza y el suelo se partió en dos. Un abismo negro tragó a todos los hombres, sin importar su bando.
Dentro de lo que parecía ser una enorme caverna, Robert se recuperó como pudo. Había confusión por donde mirase y apenas había luz. Entonces lo oyó.
Un cántico, lejano y sombrío, estaba inundando todo el lugar. El canto comenzó a crecer en ritmo y volumen, mientras una siniestra niebla de color verdoso los cubría poco a poco.
El general vió cómo sus hombres se paraban, incluso los que habían sufrido heridas fatales por la caída. Parecían en trance, con los ojos clavados en el horizonte mientras hablaban en un idioma que él desconocía. Intentó desesperadamente hacerlos reaccionar, pero ninguno parecía escucharlo.
Buscó entonces su espada en la obscuridad, sin éxito alguno. El cántico se había hecho más claro y ahora una voz le susurraba en su mente.
Buscó entonces su espada en la obscuridad, sin éxito alguno. El cántico se había hecho más claro y ahora una voz le susurraba en su mente.
Luchó con todas sus fuerzas contra una voluntad que quería imponerse a él y que poco a poco cubría todos los sectores de su mente.
Mientras Robert se aferraba al recuerdo de su familia y al de su viejo amigo, una figura baja y de aspecto extraño apareció ante él.
Iba vestido como un sacerdote antiguo, y su voz era siniestra y repugnante:
Iba vestido como un sacerdote antiguo, y su voz era siniestra y repugnante:
- Deja de pelear, el Dios Muerto tiene una misión que solo tu puedes cumplir. Te necesita en sus filas.-
La poca voluntad que le quedaba al General se desvanecía poco a poco, hasta que sintió una fuerza mágica descomunal por encima de ellos. Con sus últimas fuerzas vió a Invoker, su viejo amigo, flotando por encima de la caverna acompañado por otros magos.
En sus últimos segundos de cordura, extendió su mano al cielo, casi pidiendo que acabara con su tormento.
Invoker le dedicó una larga mirada de arrepentimiento, y con mucho dolor pronunció las palabras de un conjuro..
Gigantescas rocas cubrieron la caverna, sepultando todo lo que hubiera dentro. Enseguida los acompañantes de Invoker levantaron un sello mágico para mantener a ese ejército de no-muertos encerrados para siempre.
Al terminar el conjuro, Invoker cayó de rodillas en el suelo que se había formado. La tierra había quedado de tal forma que parecía que jamás se hubiese derrumbado.
Miró a sus ayudantes, calcinados por su propia magia, que yacían muertos alrededor del sello.
Esa noche, por primera vez desde su nacimiento, Invoker experimentó el sabor de la derrota y se maldijo por haber permitido que esto pasara.
Hoy, casi dos mil años después, lo que Invoker enterró ese día sigue esperando para despertar.
La puerta se abrió repentinamente y sentí que una voz me llamaba:
-Lanaya, ya es hora de irnos.- Me dijo.
-Espero que tu guía sepa encontrar las ruinas de Ventur como dice...-
-Espero que tu guía sepa encontrar las ruinas de Ventur como dice...-
-Fin del primer capítulo-