Escrito por: Deathbater
15 octubre, 2014
Dota 2 Crónicas: Bane
Este mundo está separado de los demás reinos y dimensiones. Esta división es conocida como El Velo, y se formó en las primeras luces de la creación.
Es la única manera de llegar a los demás mundos y sus reinos.
Entre todos los reinos que están más allá del Velo, el de Taranis es uno de los más importantes.
Construido casi enteramente de una superficie similar a espejos, es el hogar de la Diosa Nyctasha. Más conocida como la Diosa de los Sueños.
Cada vez que soñamos, nos conectamos con su reino.
Todos los sueños pasan a través de los interminables espejos que recubren Taranis, y son aprisionados para que no tomen forma en el mundo mortal.
Pero no todos se quedan en el espejo. Las pesadillas más oscuras, alimentadas del miedo puro de quien las creó, se liberan e intentan atravesar El Velo hasta nuestro mundo.
Es el deber de Nyctasha darles caza, y muy pocas logran escapar de su guardia.
Pero hasta la Diosa de los Sueños necesita descansar de vez en cuando.
Fué una noche sin luna cuando lo oyó por primera vez.
-"Quiero salir.. No puedes retenerme para siempre."
Su sueño era del negro más profundo que había sentido en siglos. Era la primera vez que una voz era capaz de hacer temblar a Nyctasha.
Se despertó y revisó rápidamente los espejos. Nada.
Ni una sola sombra fuera de su lugar. Concluyó en que una de las pesadillas del mundo mortal se las había arreglado para hablarle antes de ser aprisionada en algún espejo por el resto de su existencia y se tranquilizó.
Pero por alguna razón, el día siguiente estuvo muy nerviosa. Se quedó mirando el horizonte desde lo alto de su torre hasta muy entrada la noche. No se había percatado aún, pero estaba buscando excusas para no dormir.. Para no encontrarse de nuevo con esa voz en la oscuridad.
Se recordó a sí misma que era una deidad, hermosa y orgullosa, y se dirigió a su lecho. Antes de darse cuenta estaba dormida.
Todo a su alrededor comenzó a hacerse más y más oscuro.. Hasta que la luz desapareció por completo.
-"Esta es la última noche que voy a ser prisionero, Nyctasha. La próxima vez que te quedes dormida.."
Nyctasha sintió como una garra le apretaba el cuello.
Se despertó sobresaltada y trató de buscar a su enemigo en la oscuridad. Solo vió una sombra negra deslizarse hacia dentro de uno de los espejos hasta desaparecer, y entonces oyó una risa enloquecedora que se desvanecía poco a poco.
Se acercó al espejo con la esperanza de que solo haya sido una ilusión.
Cuatro marcas surcaban su cuello, recordándole que algunas cosas están más allá del alcance de los dioses.
La noche siguiente se la pasó despierta, vigilando los espejos.. Lista para cualquier ataque.
Fué una noche normal, solo que cada sombra le parecía un enemigo y en todo momento sentía que algo la observaba.. Esperando.
Tres días y tres noches pasaron así, y solo pudo atrapar la mitad de las pesadillas que se escapaban a diario de los espejos.
Estaba sin energías.. Pero no tenía miedo.
Al menos no hasta que se dio cuenta de que estaba sentada frente a un gran espejo con bordes plateados. No recordaba haberlo visto nunca.
"¿Como llegué hasta este espejo?" - Pensó.
No recordaba haber ido hasta ahí. Intentó levantarse pero su cuerpo no respondía, estaba totalmente inmóvil.
En el reflejo, su alrededor se estaba tornando cada vez más oscuro. Giró su cabeza para asegurarse que el lugar seguía estando igual de iluminado que antes.
Su mente se tranquilizó al ver que no había ningún cambio.
Volvió a ver el espejo y un grito desgarró el silencio que reinaba en Taranis.
En el reflejo solamente estaba ella.. Todo lo demás era oscuridad. Ni siquiera se veía donde estaba el piso.
Y entonces lo vió.
Una sonrisa se empezó a formar por encima de su cabeza, y poco a poco fueron mostrando unos afilados dientes.
-"Te quedaste dormida, Diosa. Ahora deja que me alimente de tus miedos más profundos y los haga realidad. Será una muerte lenta." La voz parecía hablarle desde lo más profundo de su mente.
Nyctasha gritó, pero ningún sonido salió de su garganta. La oscuridad lo había tapado todo, y lo último que sintió fué a una sombra atravesando su cuerpo.
Esa noche todos los espejos de Taranis se volvieron de un negro tan espeso como la sangre que emanaba de la Diosa. Había nacido la esencia del miedo, Atropos.
Lo primero que le llamó la atención en el plano mortal fué el olor a sangre fresca.
Decidido a atormentar a los más fuertes y demostrarles lo que es el miedo, se dirigió a la fuente del olor a sangre. La guerra por los Ancestrales era el lugar perfecto para comenzar.
En presencia de Bane, incluso el más fuerte guerrero recuerda que hay que temerle a la oscuridad..
Fuente de las imágenes: Deviantart
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